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Los aplausos cesaron, pero nuestro compromiso sigue en pie

Por. Dr. Luz S. Márquez García

Presidenta – Junta de Directores

MYO Institute Inc.

 

Hace cinco años, el mundo entero se detenía cada tarde para aplaudir. Desde balcones, aceras y ventanas, resonaban palmas como un eco colectivo de gratitud. Eran días de mascarillas apretadas, de rostros cubiertos y corazones expuestos. En el centro de aquella batalla silenciosa estábamos nosotros: los profesionales de enfermería.

 

Hoy, aquellos aplausos ya no se escuchan. La rutina cotidiana ha silenciado la ovación que una vez nos hizo sentir vistos y valorados. Pero, ¿acaso se extinguió el cuidado? ¿Se apagó el compromiso? Todo lo contrario: el cuidado continúa. Más fuerte. Más sabio. Más humano.

 

La enfermería nunca fue un espectáculo. Siempre ha sido un acto cotidiano de amor disciplinado, de ciencia con vocación. No vivimos para los aplausos. Vivimos para servir. Y aunque las palmas se hayan detenido, el deseo de cuidar, educar y acompañar sigue latiendo en cada turno, en cada salón, en cada jornada silenciosa junto a la cama de un paciente.

 

En esta Semana de la Enfermería no buscamos reconocimientos, sino renovar el compromiso. Porque muchos de los rostros que recibieron aquellos aplausos ya no están: algunos se han retirado, otros partieron, y muchos enfrentan hoy nuevas batallas. Pero su legado sigue vivo en quienes formaron, en quienes hoy caminan con la misma entrega.

 

En la enfermería, educar es más que transmitir conocimientos. Es sembrar convicción, formar desde la ética, y dejar huellas firmes que otros puedan seguir cuando ya no estemos.

Hoy seguimos. Por amor. Por convicción. Porque entendimos que nuestra labor no terminó con la pandemia. Hoy enfrentamos nuevos desafíos: el envejecimiento de la población, la salud mental olvidada, las brechas de equidad. Y allí estamos. Sin reflectores. Sin aplausos. Pero con la misma entrega.

 

Este mensaje no busca nostalgia, sino renovación. Es una invitación a seguir creyendo en la nobleza de esta profesión. Si hoy se cruza con un profesional de enfermería, no hace falta aplaudir. Mírele a los ojos y diga: “Gracias por continuar”.

 

Y si usted viste el uniforme, recuerde: su voz educa, su ejemplo inspira, su cuidado transforma. Porque cuando nuestros pasos se detengan, que otros puedan decir: “Aquí hubo un profesional de enfermería que dejó el camino marcado con amor”.

 

¡Feliz Semana de la Enfermería! Gracias por existir… y persistir.

 
 
 

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